Cuando cocinamos todos somos conscientes de que la manera de cocinar y preparar los alimentos influye en sus propiedades y efectos para nuestro organismo. Quizás no prestemos tanta atención a la hora de manipularlos, prepararlos antes de cocinarlos o, simplemente, cuando los compramos en una tienda o supermercado.
Ahí van una serie de recomendaciones a tener en cuenta:
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Es fundamental lavarse bien las manos antes de manipular o preparar los alimentos. Un hecho tan simple como pelar un tubérculo o una pieza de fruta con las manos sin lavar puede provocar una intoxicación.
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Cuando compramos los alimentos debemos tener en cuenta su fecha de caducidad si son envasados y el hecho de que sea un local autorizado para la venta de productos para consumo humano, ya que de lo contrario estamos corriendo un riesgo innecesario.
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Hay que tener especial cuidado con los productos elaborados con huevo sin cocinar, ya que deben ser consumidos inmediatamente o en uno o dos días (siempre que se conserven en el frigorífico). No son pocas las infecciones por salmonelosis producidas por descuidos de este tipo.
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Cuando almacenamos productos envasados en un armario o despensa debemos tener en cuenta que no es conveniente mezclarlos con productos de limpieza, ya que podemos sufrir intoxicaciones. Cuando descongelemos alimentos es mejor hacerlo dentro del frigorífico.
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Lo que no consumamos de productos precocinados o cocinados en casa debe guardarse en el frigorífico antes de dos horas. No conviene dejarlos fuera por más tiempo.
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A la hora de cocinar no es recomendable colocar sobre la misma superficie productos que vayamos a utilizar donde antes hemos colocado alimentos crudos. Se deben limpiar bien antes.
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Por supuesto, nada de toser o estornudar encima o cerca de los alimentos que vayamos a consumir.
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