Aprende a improvisar (2) Un cuento

rabinoUn relato tradicional hebreo cuenta que un rabino de Sadagora enseñaba un día a sus discípulos cómo la sabiduría brota espontáneamente de todas las cosas:

«De todo, absolutamente todo, podemos aprender algo -afirmaba. No hay nada en el mundo que no pueda enseñarnos algo. Y no me refiero solamente a lo que forma parte de la creación de Dios, sino también a todo lo que el hombre huya podido fabricar. Todo, sí, todo nos da su enseñanza.»

Uno de sus discípulos, que no estaba nada convencido, le preguntó:

«Pero. Maestro, ¿qué puede enseñarnos el ferrocarril?»

«Que por un instante, por un solo segundo, podemos llegar tarde y perderlo todo», respondió el rabino.

«¿Y el telégrafo?», preguntó otro.

«¡Que cada palabra cuenta y que no las cuentan todas!»

«¿Y el teléfono?»

«¡Que allí se oye lo que aquí decimos!»

Esta historia ilustra un aspecto importante de la espontaneidad, que no sólo está en cómo nos conducimos, sino también en nuestra forma de relacionarnos con el mundo y aprender de él.

Podemos limitarnos a la enseñanza reglada que hemos recibido en la escuela, el instituto o la universidad, cargada de contenidos genéricos que nunca llegaremos a emplear, o bien considerar la sabiduría como un perfume que se halla en todas las cosas, siempre que nos acerquemos espontáneamente a ellas.

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