Disfruta de las fiestas: consejos para aprovecharlas

https://revisionmedica.es/wp-content/uploads/2008/12/462746485dc993076e6m518ks4.jpgEn el tránsito de diciembre a enero el calendario regala numerosas fechas en rojo, días consagrados a fiestas, fijados desde hace milenios para el encuentro con los otros y la celebración.

Otorgan a toda esta época su aire festivo, propicio para las reuniones familiares, las comidas con los compañeros de trabajo o los encuentros con amigos. Con mayor o menor resistencia, pero también en muchos casos con entusiasmo, acudimos en estos días a unas cuantas de esas citas.

Cada ocasión merece ser preparada con cierto mimo, para recibirla como lo que es: una invitación a pasárselo bien. Una fiesta propone una ruptura de la rutina, un paréntesis en la cotidianidad para hacer posible la conversación, el baile, la diversión…

Ese tiempo compartido para el que uno se viste y se mentaliza, a menudo a conciencia, pide solo nuestra predisposición, que lleguemos dispuestos a disfrutar y a darnos a los demás.

Energía colectiva:

Participar de una fiesta permite la desinhibición -¡Y no abundan las ocasiones!-, con todo lo que «soltarse» puede dar de sí: abrirse al otro y a lo nuevo, mostrar lo oculto, redescubrir lo viejo. Incluso si la fiesta tiene algo de compromiso, brinda la oportunidad de un grado extra de intimidad con los compañeros de trabajo o de reírse con un familiar con el que aparentemente se tiene poca afinidad. El ánimo con el que uno llega a ella determina en gran medida si va a ser un éxito o no, porque el sentido de una fiesta se encuentra en la energía colectiva que se genera cuando todos los presentes ponen
de su parte.

La fiesta reduce distancias, cohesiona los grupos y llega a dar carácter a un pueblo, que se define en gran medida por cómo celebra sus fiestas. Uno pertenece a una comunidad en tanto trabaja para ella pero también en tanto sabe disfrutar con ella y participa de sus ritos.

Se dan fiestas con motivo de cumpleaños, bautizos, bodas e incluso entierros, precisamente por lo que tienen de resurgimiento de la vida, de desafío a la muerte. Como antídoto a tantos males de nuestro tiempo no habría que desperdiciar la ocasión de seguir sacándoles todo su partido.

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