Seguro que más de una vez, en algún descanso en el trabajo, entre clase y clase o en ratos muertos que pasas en casa, te ha apetecido comer algo a media mañana o a media tarde. Quizás algunas veces hayas caído en la «tentación» de comer algo dulce o cualquier cosa que hubiera en la máquina expendedora de turno. Puede que otras te hayas reprimido pensando que eso engorda y que es mejor aguantar con el estómago vacío para ver si se va rebajando algo de peso que te sobra.
La realidad es que conviene realizar una pequeña ingesta de alimentos entre el desayuno y la comida, ya que mantiene activado el metabolismo, impidiendo que se ralentice por la falta de nutrientes en las células. Además, será más fácil concentrarse sin esa sensación de estómago vacío que tan difícil es de arrinconar. Entre las once y las doce es una franja de tiempo apropiada para esto.
Ahora bien, esto no significa que tengamos que comer muchas cosas o mucha cantidad. Entre lo mucho y nada hay un término medio. Una pieza de fruta, algo que queso fresco (desnatado es una opción aconsejable), un yogur con un par de galletas, fiambre de pavo o jamón york son opciones recomendables. Especialmente recomendable es esta frugal comida para quienes no desayunan demasiado porque no tengan tiempo o no les entre demasiado a horas tempranas.
Para la merienda también se puede hacer lo mismo, si bien en menor cantidad, ya que la comida debe protagonizar el mayor aporte de alimentos del día y, por tanto, las necesidades de reabastecernos son menores.
Las recomendaciones en cuanto horario y alimentos son orientativas. De cada persona, de sus gustos y de su disponibilidad de tiempo y de logística para llevarlo a cabo depende luego.
Todos los endocrinos, nutricionistas y dietistas están de acuerdo: lo más importante es saber comer. Y dentro de eso está el repartir las comidas a lo largo del día lo más posible.
Animo a aquel que no lo haya hecho para que lo intente. Notará la diferencia.
Cierto, dejar de comer como dieta es hasta contraproducente. Lo mejor es repartir las comidas equilibradamente a lo largo del día (teniendo en cuenta los aportes nutricionales de cada una de ellas)
Gracias Aloe 🙂
Mi dietista me recomienda comer cinco veces al día, dos de ellas almuerzo (aquí en Valencia eso es a media mañana, entre el desayuna y la comida) y merienda fruta.
Hay días que no tengo hambre, o tengo mucho ajetreo, y no meriendo, pero hay otros que almuerzo hasta tres veces, aunque procuro que las tres, o al menos dos sean fruta.
De todas forma ¿habría alguna técnica para normalizar un poco la cuestión? pues hay días que tengo hambre leonina y aunque procuro hacer dieta, por el trabajo, no siempre puedo, y lo peor es que al día siguiente de habérmela saltado es cuando más hambre tengo.
Lustorgan, qué alegría leerte por aquí 🙂
Pues paso la consulta a Aloe, que de esto de nutrición y deporte sabe mucho más que yo y me asesora bastante con el blog, jejeje (te responderá lo antes posible); pero a título personal te diría (desde la Psicología que es mi área) que sigas intentando hacer esas 5 comidas diarias, quizás podrías probar a hacer el almuerzo (aquí en la Mancha también se le llama así) algo más amplio (en cantidad) y así evitar tener que hacer varios.
Por otra parte, cuida que ese hambre leonina no tenga que ver con estrés o ansiedad en el trabajo, y si fuera el caso deberías ir a la raíz que es ésa.
En cualquier caso, tanto para un caso como para el otro, algo que te ayudará es beber mucho líquido (sobre todo agua), que sacia bastante y ayuda a perder líquidos y hacer deporte (que en caso de pasarte comiendo te ayudará a bajarlo también, jejej y en caso de que sea estrés te ayudará a bajar la adrenalina también)
Un saludo 🙂 espero te sirva de algo lo que comento
La verdad que toda la teoría sobre las ingestas de comida y demás se suele venir abajo con bastante facilidad por causas laborales. No sé en que trabajas pero por lo que dices cuando hay un pico de trabajo te absorbe. En esos casos es complicado, aunque siempre está la posibilidad de llevar encima un zumo en envase pequeño o una barrita de cereales.
Si te ves obligado a comer fuera la cosa ya es más complicada por la manera de preparar las comidas y los ingredientes y condimentos que se utilizan.
De todas formas tu dietista sabrá mucho mejor que yo la manera de encauzar tu caso, pero presta atención a lo que ha comentado Suki, ya que la ansiedad en muchas ocasiones está relacionada con un apetito desmedido.
Yo suelo comer a lo largo del día cosas con mucha fibra, porque me quita pesadez en el cuerpo… y así también rindo más! Cuando no estoy segura si algo es bueno o no para mi cuerpo, visito una página que mi hermana me pasó la semana pasada. Se llama http://www.notecreastodoloquetedicen.com/ , Es muy graciosa, con juegos y todo!, desmontas mitos a ritmo de kun-fu!
Gracias por tu comentario Rita, llevas razón 🙂 Y la web está genial, es de All bran 🙂
Un saludo y bienvenida a este blog
Yo lo que hago es llevarme un zumo al trabajo , y asi sacio el hambre y a la vez me cuido porque el que yo tomo, fruta esencial, sustituye al 100% a la pieza de fruta fresca
que no puedes comerte asique os lo recomiendo. saludos