Hasta dónde podemos llegar

Si somo de esas personas que nos interesan los deportes aeróbicos que pueden llevar el cuerpo al extremo, entonces debemos saber y reconocer cuando nuestro cuerpo ha llegado el tope de su rendimiento. Conociendo el techo de nuestro cuerpo, podemos adaptar las rutinas de ejercicios a la hora de entrenar y competir, además que sirve muchísimo para evitar posibles problemas cardíacos no detectados a tiempo.

Existen varias pruebas de esfuerzo que podemos utilizar a la hora de averiguar nuestro pico máximo de rendimiento. Este pico, técnicamente es conocido como “Umbral Aeróbico” o “Vt1”. Este es un primer umbral que nos indica los parámetros hasta los que una persona puede llegar aeróbicamente hablando. Es la frecuencia cardíaca perfecta a la que se puede entrenar, sin tener que entrar en una frecuencia perjudicial y peligrosa anaeróbica (es decir donde el cuerpo no alcanza a oxigenar correctamente para el nivel de desempeño deportivo).

Este último se lo conoce como el segundo umbral, o “Umbral anaeróbico”. Esto nos va a marcar el ritmo al cual desplazarse, sin que se dispare una sustancia en el cuerpo conocida como “lactato” y por tanto se bloquee el cuerpo, frenando todo el aparato locomotor del mismo. Supongamos que a una persona que corre frecuentemente le ha dado que realiza 4′ 32” por kilómetro andado, entonces significa que en ningún momento en la carrera debe intentar superar ese tiempo e ir mucho más rápido.

Existen básicamente dos tests que nos pueden ayudar en la tarea; uno se lo conoce como el Test de Cooper, en donde hay que correr 12′ en una pista para llegar a recorrer la mayor distancia posible. El otro test se lo conoce como el Test de Conconi, y sirve para medir el punto de comienzo del umbral anaeróbico así como la capacidad aeróbica máxima.

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