Hace poco escuché una entrevista por la radio a un oftalmólogo en la que le preguntaban acerca de las gafas graduadas que se venden en establecimientos no especializados (todos aquellos que no sean ópticas). El entrevistado desaconsejó totalmente su compra y utilización por una serie de razones, entre las que destaco las siguientes:
- La graduación prefijada que viene en estas gafas puede que no se ajuste a lo que necesitamos, y de su uso pueden derivarse problemas nuevos en nuestra visión o agravarse los que ya teníamos.
- Es posible que cada ojo necesite un tratamiento diferente, por lo que corremos el riesgo de padecer los problemas que os he expuesto en el párrafo anterior.
- La calidad de los materiales seguramente no será la más adecuada (de ahí las diferencias notables de precio).
- Para las gafas de sol graduadas ocurre lo mismo. De hecho llega a afirmar que es preferible protegerse del sol con las manos o mediante una visera que utilizar gafas que no se ajusten a nuestras necesidades.
- La protección ante las radiaciones ultravioletas del sol tampoco está totalmente asegurada.
- La compra por internet de este tipo de gafas es una opción que también desaconseja, ya que no ofrece la seguridad y fiablidad que este elemento necesita.
La conclusión que saqué es que merece la pena pagar un poco más por las gafas y acudir a una óptica. La salud de nuestros ojos bien la merece.
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