Dicen los expertos que una persona sufre retención de líquidos cuando el nivel de éstos dentro del cuerpo supera el umbral del 75%, que es el nivel máximo que nuestro organismo trata de no superar mediante mecanismos como la sudoración, la eliminación a través de la orina y el transporte a través del sistema circulatorio.
Si este transporte se ve alterado, ya sea por causas hormonales, por una deficiente movilización de líquidos o por un exceso de permeabilidad de las paredes de las venas y arterias es cuando los líquidos (o humores) se acumulan entre las células de tal manera que producen los síntomas asociados a su retención excesiva.
Hay que añadir también que es un transtorno muy habitual durante el embarazo, sobre a partir de los cinco o seis meses debido a los cambios hormonales que se producen.
Los síntomas más habituales son los siguientes:
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Calambres e hinchazón de pies y piernas.
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Abdomen excesivamente abultado.
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Aumento de peso corporal (que puede inducir a empezar una dieta de manera equivocada).
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Sensación de cansancio y malestar general.
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